Yo aplaudo todas las propuestas, es más en la medida que puedo las apoyo, la pequeña luz conseguida por Roberto Torres es la que hoy tenemos que seguir a ver si se sale del cajón el trabajo de Daniel y Fanny, las dos propuestas son en pos de rescatar nuestro verdadero acervo cultural.
Pero se abren otras puertas en el debate: ¿cómo zapateaba el gaucho de 1750? ¿cómo el de 1850? y en la desaparición del gauchaje, ¿cómo lo hacia en 1900? Otro tema es con qué. ¿ushutas?; ¿bota de potro?,¿bota fuerte?, ¿alpargatas?.
Bien parece dificil… pero no lo es.

Veamos, los primeros datos de “malambo” lo tenemos en 1773 y pensemos: ¿cual era el atuendo de esa época? Bueno resumiendo usaba botas de potro, puesto que la bota fuerte era traída de España, cara y el gaucho no estaba acostumbrado a utilizarla, su calzado era la bota de potro. En el de 1850 seguía primando la bota de potro y aparecen las “balsas” especie de sandalia que el gaucho solía utilizar en el rancho y en los trabajos, nunca en las fiestas, por lo que seguía siendo la bota de potro la preferida. En 1870 se produce un cambio sustancial, se pone en uso la alpargata que se comienza a fabricar y vender en las pulperías junto a las primeras bombachas. El cambio de quehaceres y la obligación de bajarse hizo que el gauchaje tuviera que caminar y la alpargata suplió a la bota de potro para ello.
Luego de 1890 ya se viralizó la bota fuerte aparecen las “corrugadas”(las primeras eran lisas, un poco mas cortas que las “currutacas”), el taco de éstas eran de distinta medida. En Cuyo por influencia de Chile, el taco era alto,(parecido al Romaniú que difundió El Chucaro), y en la Pampa era el taco bajo, (similar a las “Resero” que aún se venden).
Entonces allí tenemos un panorama del calzado que se utilizaba en las distintas épocas.

Ahora hablamos de ¿cómo eran las mudanzas? Bueno no es difícil saber el origen. Todo hombre en el mundo respira su cultura, los elementos con que se desempeña, se alimenta, se viste, se traslada y se divierte, lo llevan consigo. Ahora analicemos al gaucho: cuando zapateaba hacia “mudanzas”, palabra que en su etimología habla de “mudas” o sea de sus pertenencias más intimas. Las “mudanzas” imitaban sonidos que él conocía; el trote del caballo, el paso, el “escarceo”, en las primeras épocas los golpes trasuntados por el origen morisco, repiqueteos que se pierden y vuelven en un frenético “cante jondo” de los fandangos; luego ya se vuelca mas en lo cotidiano, como dije, la imitación del andar de su centauro, y aparece el “chairado”, sonido propio de la “chaira” que afila su “alfajor”; su caronero o su “verijero”; el “cepilleo” sonido que imitaba el trabajo del gaucho sobre su corcel; el sonido onomatopéyico del pan que salía del horno en “talegas” vieja medida que se utilizaba para el pan en el campo para que entrara en la bolsa, (talega), que llevaba en el caballo:

TA – LE – GA – DE – PAN.

De la misma manera se escucha:

“CORTITA LA TRENZA CORTITO EL BOTÓN”,

que habla de sus trenzados. Asi luego de 1850 aparece el sonido del tren que el gaucho veía y escuchaba partiendo sobre las vías, este sonido fue resuelto en nomenclatura didáctica por el Chúcaro con el: “cincopesospocaplata” que me enseñara mi amigo Roberto Torres y que luego analicé. El “papitopapá” aparece como nomenclatura académica.
Todo es cuestión de estudio científico, por ello también es importante el estudio anatómico del gaucho y que no es ni parecido al de un bailarín profesional, y por ello las velocidades y las figuras no pueden dejar de ser basadas en un cuerpo normal, sin técnicas incorporadas, ni atletismo alguno.

Ahora quiero aclarar algo que creo importante: No estoy en desacuerdo con la “creación”, con la destreza denotada en el escenario, lo aplaudo, pero no le llamemos “tradicional del gaucho”; pues no lo era, si puede ser “tradicional” en su familia, escuela, instituto, pero nada que ver con el gaucho.

Osvaldo Rodolfo Zapata.